Miguel León-Govea
Mala suerte para los que su nombre empieza con A, siempre son los primeros en la lista de contactos del celular, y les toca recibir y recibir los mensajes en que uno se equivoca y se los envía al primero que aparece. Álvaro, Adriana, Anaid, Alfonso, siempre contestando mensajes “te equivocaste, güey”; seguro ahora desearían tener una Hache enfrente de su A, o volver atrás, hacia los años de la increíble infancia, en donde no existía el celular.
Mala suerte para los que su nombre empieza con A, siempre son los primeros en la lista de contactos del celular, y les toca recibir y recibir los mensajes en que uno se equivoca y se los envía al primero que aparece. Álvaro, Adriana, Anaid, Alfonso, siempre contestando mensajes “te equivocaste, güey”; seguro ahora desearían tener una Hache enfrente de su A, o volver atrás, hacia los años de la increíble infancia, en donde no existía el celular.
Acertaste, definitivamente. Te lo dice alguién que se llama Aida y que ha recibido muchos mensajes de ese tipo y más llamada por error, de esas en las que se escuchan conversaciones distraídas, paseos extraños, entre otras cosillas. Me encantó tu escrito!.
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