lunes, 3 de septiembre de 2012


Se le cayeron los ojos mientras leía sentada en la banca de un parque, simplemente se desplomaron de las cavidades de su rostro y entonces sentí que no tenía otro remedio más que amarla. Me acerque, junté sus ojos del suelo, les sacudí un poco el polvo y los puse en sus manos.

Ella no volvió a ver nunca más, los doctores no pudieron diagnosticar cual fue la causa de la repentina perdida de sus ojos, pero desde ese día yo soy sus ojos y ella es mi piel. Cuando puse sus ojos en sus manos le dije al oído- No tengo otro remedio más que amarte. Tomó mi mano torpemente, con cariño me dio las gracias y pidió que la llevara a su casa.

Esa misma noche hicimos el amor por primera vez. Al llegar a su casa lo primero que noté es que no había nada colgado en las paredes y un olor que no pude descifrar, pero me provocaba un tipo de cosquillas en la palma de las manos. Fuimos directo a su habitación, un cuarto de paredes altas y un colchón con sabanas blancas posado en el suelo. La ventana daba a la fachada de otro edificio, donde en una de sus ventanas se asomaba peligrosamente un niño tratando de agarrar un pequeño pájaro  que se refugiaba en el marco de su ventana. Cuando volví la vista a la habitación, yacía desnuda sobre la cama, formando una X con su cuerpo y dulcemente me dio las gracias por llevarla a su casa.

Si no fuera por la evidente falta de ojos en su rostro, uno no pensaría que es ciega. Se mueve con naturalidad y gracia, casi nunca tropieza o se golpea con muebles o paredes, baila como el mar, y cuando hacemos el amor lee mis besos y movimientos incluso antes de realizarlos. Cuando vamos al parque, nos sentamos en la misma banca donde nos conocimos y le describo lo que veo, le invento historias de los personajes que veo pasar, algunos los veo con regularidad, por lo que sus historias llevan una continuidad tele novelesca.

Por lo regular ella habla muy poco, dice que las palabras en realidad son solo imágenes, y al perder la vista, en cierto sentido perdió también la capacidad de las palabras. Ella afirma que las cosas más importantes no se expresan con palabras o imágenes, solo se pueden sentir.  Así que durante horas ella escucha su música, sentada en la sala, casi sin respirar y cuando me acerco y la beso, ella tiembla.

Sin embargo, aunque las imágenes son un tanto superficiales, ella las disfruta y las goza de sobre manera en sus sueños. Sueña con paisajes de colores, puede ver toda la gama de un cielo con matices dorados, arboles esmaltados de purpura y lagos de cristales que quiebran la luz hasta sus ojos. Cuando ella sueña, también me ve, ve a la interpretación que hace su inconsciente sobre mi cuerpo y mi rostro. A veces siento celos de aquel que le hace el amor en sueños usando mi nombre.

He pasado los momentos más felices de mi vida junto a mi mujer sin ojos. Todavía guardo sus ojos en un frasquito con alcohol escondido en el closet., les hablo y les doy las gracias por renunciar, ya que de otra manera nunca la hubiera conocido ni amado. Creo que si ella muere antes que yo, mis ojos también renunciaran para poder sentirla siempre.

Anoche ella me pidió que le besara las rodillas, yo no pude contener el llanto.



Gabriel Gómez Álvarez