martes, 18 de enero de 2011

Siembras futuras

En la luz de la tarde
el invento del día se hace sombra,
la conversación decae
con inicios de tocar tu cuerpo,
por amor a tu tacto de siembras futuras
que mueren en invierno
cuando arden.

Amo tus cenizas más que al fuego,
con la lluvia tardía que te disuelve;
y eres fértil,
mis manos en la tierra te acarician.
Amo tus cenizas porque vuelas
y eres indeseada en la casa de mi sexo
y eres necesaria por la ventana
a solas
donde el encuentro hace sudar las piedras,
magnolia hecha de labios
volvámonos a la pequeña muerte.
Volvámonos mariposas
y el calor nos hará orgasmos alados.



Miguel León-Govea
noviembre, 2011

viernes, 7 de enero de 2011

La manera en que tomas las manos ajenas,
es lo que te nombra,
llegando a las faldas de la agonía, exhausta, dolida,
quieres llegar a la raíz de tu sangre, podrida,
inalterable roca,
déjate en las hojas,
llénate de pan el ombligo,
no llores,
sube a la azotea flores,
rompe un plato con tus rodillas,
camina hasta el punto final de tu horizonte,
haz la cama aunque nunca duermas,
dibuja un punto en tu frente,
llorar,
reir,
mira tu reflejo y desconócete,
toma tus manos,
y escucha tu nombre.

La experiencia de las piedras se pierde con el polvo,
y el viento, lastimoso, se ha vuelto huracán al no escuchar su nombre.



Gabriel Gómez Álvarez.