lunes, 22 de marzo de 2010

Al decir que esta casa que habitamos se ha convertido en tu cuerpo, mujer

El viajero y su hastío también transitan este mar en calma,
esta patria del abismo que reclama pasos del recorrido
al turista incansable que se avecina en nuestros ojos.
Al decir que eres un arrecife donde abunda el cielo
el vuelo puede ser el huracán más placentero,
la provincia predilecta para convertirnos en signos y raíces;
porque no seré el hogar de tu regreso nocturno,
porque no caminaré entre tus dedos repetidos
que me proclaman depositario de tu tristeza.
Porque no.
Y no.



Antes, 2008

No hay comentarios:

Publicar un comentario