martes, 6 de octubre de 2009

Nadie

Entró corriendo exaltado y con la camisa llena de sangre. Pedía ayuda y gritaba por un médico, temblaban sus manos y sus ojos estaban llenos de lágrimas. Pude observar algunos golpes en su cabeza, y se sostenía el brazo izquierdo con el otro para que no le colgara éste como un trapo. Volvió a gritar ayuda, un médico, gritaba con fuerza, pero no había nadie más que yo. No se percató de mi presencia, y fue directo a la cocina, hizo una llamada, pidió ayuda, una ambulancia, dijo que su hijo de 9 años estaba todavía en el carro y que sangraba mucho. Cuando colgó el teléfono se tiró llorando al suelo, un llanto profundo lo derribó, trató de pararse pero se tambaleaba. Me percaté que él también estaba sangrando, había dejado un camino de sangre desde la puerta hasta la cocina, y se estaba haciendo un charco alrededor de su cuerpo. Cuando por fin logró levantarse me acerqué para tratar de ayudarlo, pero me confundió su rostro, no tenia ojos, ni boca, ni nariz, era solo como una tela bien tensa sobre su cara, totalmente desfigurada. En ese momento, se abrió un hueco a la altura de su boca y pude ver algo como una lengua, y escuchar un gemido, no supe distinguir si era risa o llanto, pero de ahí salió una luz segadora. Quedé totalmente encandilado, y percibí un aroma a flores. Cuando la luz cesó, ya no había nadie, solo quedaba el charco de sangre y una corona funeraria que tenía un listón donde estaba escrito mi nombre.
Gabriel Gómez Álvarez

1 comentario:

  1. My best friend killed herself today, she told me there was no reason today...

    No sé porque nadie se atreve...

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